¿Una elección encarnada
dentro de una descarga
de relaciones atractivas
pero de signos paralelos?
¿Qué dices?
No. No lo creo.
¡Él no es mejor astronauta que yo!
Ese día, estábamos reunidos
en la granja de las circunferencias
bajo las mismas moléculas domésticas
que ya conoces,
y en frente de quien escogió
invitarnos para inclinar los cohetes
hacia la comisión geoestacionaria
que siempre rodea a Júpiter.
Le puedo decir, que por tres horas
giró la forma de propagación más compleja
de esas partes del cuerpo
que marchan hacia el olvido.
Pero no, no fui yo quien
llamó pidiendo ser socorrido.
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