La espina dorsal
del brazo mecánico
adorna el lugar sombrío
de un satélite
en la oscuridad.
Enciende la luz,
y con una soldadura
de aleación,
une el puente
informativo roto.
En la nave,
el equipo técnico
se mantuvo
en una exhaustiva
calibración,
hasta que regresaron
las señales,
y pudimos seguir
presenciando
a mil años luz de casa
el alumbramiento
del nuevo mundo.
Trato de llevar tu poema a un lugar donde me sienta cómodo, anudarlo a la pata de una cama o simplemente acariciarlo con una música diferente, todo en vano.
Se revela y se enciende y lo dejo así, disparando los recuerdos de un futuro al que me entrego.
Abrazo poeta, amigo.
me encanta!
tus poemas son un buen viaje!!
:D
un abrazo!